Merlo: Una experiencia de organización contra el hambre

Una docena de madres, que llevan sus hijos a la Escuela 11 de Parque San Martín en Merlo, se reúnen a partir de un merendero que surgió y del que se fueron enterando en el boca a boca diario. Un día fueron convocadas por Evelyn, que hace un mes comenzaron a hacer un merendero con su hermana y familia dos veces por semana en su casa. La rutina habitual de cruzarse en la puerta de la escuela cuando llevan o retiran a sus hijos e hijas ayudó en la circulación de la información. Pero a pesar de verse todos los días, no conocían lo que le estaba sucediendo a cada una de ellas en su vida cotidiana.

La familia de Evelyn hace tan solo un año que se mudó desde Capital y compraron su casa en Merlo, alejándose de la precariedad de una villa en que habitaban. Después de muchos años de trabajo y ahorro, allí montaron su taller textil familiar con el que logran su sustento y buscan insertarse en su nueva comunidad.

En la ronda de madres, cada una de ellas se presentaba y relataba su situación de acuerdo a la consigna con que se orientó la reunión: la de hablar, contar lo que les sucede y buscar las formas de mancomunarse en un objetivo común. Se fueron sucediendo los relatos. Al principio con dudas de hasta donde contar, pero en un clima de apoyo mutuo que se reflejaba en el espeso silencio para escucharse de cada una. Cada tanto, de fondo acompañaban las risas de los niños y niñas jugando en el patio.

Varias de ellas sostienen su hogar con uno o varios hijos. Otras con parejas que realizan changas en sus oficios. Buscan juntar la plata vendiendo en las ferias, cada vez más pobladas, de la zona. Todas contaban las dificultades rápidamente crecientes para comer y conseguir trabajo. Salvo una que relató una situación estable porque tiene un kiosco en un buen lugar y su pareja con trabajo, pero que no podía ni un día dejar de trabajar para poder llegar. Hasta que una de ellas, con un relato suave y lleno de emoción, nos transmitía su angustia porque su hijo no había ido a la escuela, que por ello no almorzó y no tenía para comprar ni un pedazo de pan. Que su vida en pocos meses había cambiado abruptamente después de ser despedida. A partir de allí fluyo la confianza y fueron aportando más detalle de sus vidas. Contaron que algunas parejas recorrían Capital con un carro de supermercado juntando cosas que sirvieran para vender y las cosas que había que hacer diariamente para encontrar el alimento.

En un momento contaron que es común hacer la lista de comedores con los distintos días que funcionan en la zona para hacer el recorrido y cubrir aunque sea una comida distintos días de la semana. Así fue adquiriendo sentido hacer el esfuerzo entre todas para buscar donaciones y poner en pie una olla popular los días de la semana que otros comedores no abren. Fue tomando cuerpo la propuesta, los argumentos para ir a la comunidad en busca de lo necesario y se fueron llenando de ganas de salir adelante organizadamente.

Corresponsal


Publicación original: https://cr-alfrente.org/merlo-una-experiencia-de-organizacion-contra-el-hambre/