A través de un decreto del pasado jueves, Milei designó un nuevo presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y aceptó la renuncia de Adriana Serquis, presidenta saliente que había sido designada por el gobierno del Frente de Todxs a principios de 2021. Serquis ya venía denunciando el ahogo presupuestario del actual Poder Ejecutivo en el área, lo que ya se tradujo en la paralización de la obra civil del reactor Carem y en una serie de consecuencias operativas para la Comisión que presidía. El cambio de funcionarios es parte del ajuste, la privatización y la entrega del actual gobierno, que hoy mantiene paralizados dos proyectos claves como son los reactores Carem y RA-10.
En su momento, la designación de Adriana Serquis fue también producto del proceso de organización de los trabajadores de la CNEA, que habían contribuido al impulso del Frente de Todxs contra el macrismo. Desde Liberación Popular y el CR fuimos parte de ese armado del Frente junto a otras fuerzas y compañerxs. Por eso mismo, tras ser designada Serquis al frente la CNEA en 2021, ella designó a nuestra compañera Sol Pedre y a nuestro compañero Javier Caccavelli en cargos claves de la dirección de la CNEA.
Sol Pedre, Doctora en Ciencias de la Computación, pasó de Jefa de la División de Robótica y Automatización a Gerenta del desarrollo del reactor nacional modular Carem, el principal proyecto de desarrollo nuclear nacional y que es pionero internacionalmente. Javier Caccavelli había sido designado como Gerente de Coordinación Operativa y Administrativa, que con la salida de Serquis presentó también su renuncia al cargo.
Parte de las medidas políticas que tomó Serquis al asumir fue aumentar los sueldos de todo el personal de la CNEA, ya que producto de los bajos sueldos había renunciado un cuarto de los trabajadores, muchos de ellos científicos con años de experiencia. También se propuso avanzar todo lo posible en los numerosos proyectos que desarrolla la CNEA y el sector nuclear argentino. El Carem, un reactor de potencia media, diseñado y desarrollado 100 por ciento en Argentina, podría ser terminado en 2028 si el gobierno no cortara el financiamiento. El RA-10 podría terminarse en 2025 y asegurar así el autoabastecimiento de radioisótopos de uso médico –insumo fundamental para el diagnóstico y el tratamiento de cáncer–, si el gobierno no trunca el proyecto. Por todo esto la gestión de Serquis ha sido de gran importancia, tal como quedó ilustrado en la entrevista que les hemos realizado a Serquis y Pedre hace dos años.
El reactor Carem ya lleva invertido 650 millones de dólares, restarían otros 200 para su puesta en funcionamiento y podría implicar un ingreso de 4000 millones de dólares por la generación eléctrica. En Estados Unidos, un proyecto similar cuesta 1400 millones de dólares. Este tipo de reactores nucleares de potencia media podría servir especialmente para regiones alejadas de grandes centros urbanos o para polos industriales de alto consumo.
El triunfo electoral de Milei en 2023 y su línea de destrucción, entrega y privatización ya adoptó también forma con la Ley Bases, donde figura la privatización de Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA): una importante empresa del área que opera las centrales nucleares Embalse, Atucha I y Atucha II. A partir del reemplazo de Serquis por el presidente designado por Milei, Guido Lavalle, nuestros esfuerzos pasarán a centrarse en la defensa de la CNEA y la soberanía nuclear; y la denuncia de la destrucción, la privatización y la entrega que caracterizan la política de Milei.