El 8 de diciembre cayó el gobierno sirio de Bashar Al Asad tras la toma de la capital Damasco por una alianza militar encabezada por el Hayat Tahrir Al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante) conducida por Abu Mohamed Al Jawlani. Tras una ofensiva relámpago de trece días por parte del islamista HTS, en la tarde del 8 el presidente Al Asad se refugió en la base aérea rusa de Hmeimim. Desde allí dejó el país rumbo a Rusia, finalizando así una guerra civil de trece años y una era de 61 años en el poder del nacionalismo árabe del Partido Baaz y 53 años de los Al Asad.
La República Árabe Siria vive una guerra civil desde las revoluciones en varios países árabes del 2011. Sus conflictos políticos se han resuelto en forma violenta desde su independencia del dominio francés en 1946 al finalizar la 2º Guerra Mundial, con golpes cívicos militares y revoluciones, mientras fueron muy breves sus períodos de gobiernos electos. Es un país devastado económica y socialmente por la guerra, con poco menos de 24 millones de habitantes y varios millones de ellos refugiados en países vecinos. Su territorio hoy está ocupado militarmente por cuatro potencias extranjeras: EEUU en el oeste, Israel en el sur, Rusia en la costa este y Turquía en el norte. Y está controlado por cuatro fuerzas militares locales: el triunfante ejército islámico del HTS, el derrotado Ejército de la República Siria, el FDS (Frente Democrático Sirio de los Kurdos en el noroeste con apoyo de EEUU) y el ENS (Ejército Nacional Sirio, respaldado por los turcos en el norte).
La economía siria está basada en el petróleo. Pasó del año 1996, donde producía 600 mil barriles con una población de 14 millones en aquel momento, a apenas 40 mil barriles en el 2024 (a modo comparativo, hoy Argentina recién llega a 600 mil barriles). Con el desarrollo de la guerra civil, el gobierno de Al Asad fue perdiendo el control del territorio y sus recursos. Llegó a controlar solo el 30% de la producción de petróleo y gas mientras el 70% estaba en manos del ISIS (Estado Islámico de Siria e Irak), del FDS y otras fuerzas. En los últimos años se descubrieron gigantescas reservas en la costa siria. Estaba en proyecto financiar con China un gasoducto para llevar el gas ruso a través de Irán y Siria hacia Europa. Esto entró en contradicción con el gasoducto que quiere Turquía con el mismo destino.
El HTS y su líder Al Jawlani
Todavía se conoce poco de la biografía del Mohamed Al Jawlani, líder del HTS. Según su propio relato, nació en Arabia Saudita, es hijo de una familia siria de la región del Golán (actualmente ocupada por Israel) y vivió su infancia y juventud en Damasco. No se sabe su edad ni formación, nacido entre 1975 y 1981.
En el año 2012, Al Jawlani anunció la creación del Frente Al Nusra en Siria, con combatientes islámicos de todo Oriente Medio para luchar contra Al Asad. Según el Consejo de Seguridad de la ONU, que lo puso en su lista de terroristas, lo hacía con acuerdo del ISIS a quienes conoció en Irak peleando para Al Qaeda después de la invasión de EEUU en 2003. Hizo acuerdos y rupturas con ambas organizaciones. En el 2016, Al Jawlani anunció su ruptura con Al Qaeda y al año siguiente la creación del HTS. Se hizo fuerte en la región de Idlib, con unos cuatro millones de habitantes al noreste de Siria, en la cual bajo un “gobierno de salvación” instituyó la ley islámica en forma moderada durante los últimos años suministrando salud, educación y seguridad. Desde allí lanzó su última ofensiva hacia la toma del poder en Damasco.
Diferencias en el frente único islamista
La creación del HTS es la expresión de las diferencias de estrategia que se fueron abriendo con Al Qaeda y con el ISIS, que llevaron a Al Jawlani a tácticas respecto de las fuerzas de EEUU, Rusia, Israel y Turquía en el territorio que le permitieron el crecimiento de las propias. La estrategia de Al Qaeda fue la Yihad (guerra santa) con centro en actos terroristas contra EEUU y sus aliados en Europa. En el caso del ISIS, su estrategia es la creación de un Estado Islámico del Levante (región de Siria e Irak) con una forma política de Califato (monarquía) basado en la ley islámica al extremo. El HTS fue desarrollando una estrategia para el poder en Siria, nacional, contra Al Asad y no hacia territorios de EEUU e Israel. Y en discrepancia pública con Al Qaeda, al plantear que Siria no es lugar para una Yihad. El HTS tampoco fue blanco de las fuerzas rusas que se concentraban en el ISIS y en, el 2020, Al Jawlani le incautó armas y detuvo a dirigentes del ISIS en Idlib. Está por verse qué tipo de gobierno y Estado lograrán instaurar las fuerzas de Al Jawlani para lo cual deberá desarmar y/o derrotar a las distintas facciones armadas que controlan pedazos de Siria y darse políticas respecto de las potencias extranjeras.
Cambios en el tablero regional internacional
Ha surgido un nuevo gobierno islámico en el mundo árabe, en un país como Siria, de gran importancia por su ubicación e historia. Habrá que ver cual es la naturaleza de los cambios.
En principio, aparece Irán como el principal golpeado por la caída de Al Asad. Se rompió su anillo de la “resistencia islámica” para el combate contra EEUU-Israel con las consecuencias de debilitamiento de Hezbolá en el Líbano y de los palestinos. El segundo más afectado es Rusia por la pérdida de influencia en la región, más allá de que conserve la base naval y la aérea en Siria. Está claro que Rusia define su futuro en el resultado de Ucrania, por lo que la merma de recursos militares en Siria, en el volumen de años anteriores, contribuyó a la caída. Turquía busca dos objetivos y cree avanzar en eso al controlar la insurgencia kurda y sacar el gas de Oriente Medio hacia Europa por su territorio, bloqueando el gasoducto de Al Asad. En lo inmediato se observa un fortalecimiento de EEUU e Israel que, violando los acuerdos del ‘74, ocupó militarmente la zona del Golán y viene bombardeando masiva y sistemáticamente todas las instalaciones militares, de investigación y defensa antiaérea para garantizarse la supremacía aérea en la región.
Publicación original: https://cr-alfrente.org/siria-la-caida-de-al-asad-y-el-surgimiento-de-un-nuevo-gobierno-islamico/