La inflación tiene ganadores y promotores

En los últimos años los alimentos vienen creciendo más que el resto de la canasta básica. Desde que asumió el gobierno del Frente de Todxs, hubo una inflación de 428% y los alimentos subieron un 488%.

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Nadie discute lo perjudicial que es el nivel actual de inflación para los trabajadores y trabajadoras. Es cada vez más difícil la batalla para no perder poder adquisitivo. Y algunos gremios ya directamente perforaron el piso de la pobreza, empezando a verificarse la triste realidad de trabajadores en blanco pero pobres. Peor aún es la situación de la economía informal: asalariados en negro o cuentapropistas cuyos ingresos se retrasan aún más con la inflación.

Sin embargo, no siempre se señalan las enormes ganancias que consiguen determinados grupos monopólicos en el desorden generalizado de precios que significa la inflación. Para algunos periodistas resulta más rentable culpar de la inflación a los aumentos salariales y al gasto social; y cuestionan las medidas de control de precios –como Precios Justos– no por insuficientes o tibias, sino porque atentan contra la libertad… ¡de aumentar abusivamente los precios haciendo uso de su posición monopólica!

Rentabilidad monopólica

Según sus balances presentados en la Comisión Nacional de Valores, algunos ejemplos de la rentabilidad de monopolios alimenticios son:

• Arcor ganó 32.805 millones de pesos al 30 de septiembre de 2022. Concentra el 2% del total de ventas en supermercados.

• Molinos ganó 8.108 millones de pesos en 2022. Concentra el 4% del total de ventas en supermercados.

• Ledesma 5.637 millones de pesos en 2022.

• Mastellone Hermanos S.A. ganó 1.358 millones de pesos. Concentra el 8% del total de ventas en supermercados y el 72% de leche y derivados.

No es que estas ganancias sean tan usuales. En el caso de Arcor, por ejemplo, sus ganancias aumentaron un 4,3% en 2022 medida en dólares; Ledesma, aumentó en un 59% (Informe CEPA, septiembre de 2022). Es decir, mientras el bolsillo popular se devalúa, algunos monopolios engrosan su rentabilidad. Mientras tanto, los salarios del gremio de Alimentación perdieron un 4,8% respecto a la inflación durante 2022.

Recordemos que tan solo 20 empresas concentran el 74% de las ventas de alimentos en supermercados. Eso les ha permitido en los últimos 55 meses ser líderes… ¡en aumentos de precios! Esto es lo que muestra los índices de inflación del INDEC: en todo ese largo período, los aumentos de los alimentos se han mantenido siempre por encima del nivel general de inflación (ver gráfico). Esto no sólo da impulso a la inflación general, dado el importante peso de los alimentos en la Canasta Familiar, sino que agrava especialmente la situación de los sectores de menores ingresos para quienes este rubro es una porción mayor de sus gastos.

Esto da cuenta de lo importante que hubiera sido expropiar Vicentín o constituir una Empresa Federal de Alimentos. Así como hace YPF en los combustibles, podría lograr establecer los precios de mercado de forma más efectiva que “Precios Justos”.

La presión devaluacionista

De todos modos, la monopolización no alcanza para explicar el conjunto del proceso inflacionario. Porque los formadores de precios siempre han buscado el mayor aumento posible, pero la inflación anual no ha sido siempre del 100% anual. Tampoco se explica por el déficit fiscal, que ha bajado vertiginosamente desde el 6,7% del PBI en 2017 a un 2,4% en 2022. Y la base monetaria tampoco ha subido, sino bajado de un 6% del PBI en 2019 a casi el 4% actual. El grave problema ha vuelto a ser la caída de reservas, que presiona a la devaluación.

Lo curioso del asunto es que Argentina ha marcado dos récords históricos de exportaciones en 2021 y luego 2022. O sea que la tan propagandizada solución de exportar mucho no alcanzó ni para mejorar el consumo popular ni para estabilizar la economía. En cambio se viene imponiendo de hecho un modelo de exportación con bajos salarios. Y su caída del consumo nacional termina por enfriar y luego paralizar a la propia economía, como está empezando a ocurrir.

¿A dónde fueron los dólares de las exportaciones? Evidentemente el tema da para un análisis más desarrollado, pero podemos empezar recordando los 45 mil millones de dólares de fuga que señaló CFK recientemente. Esto se debe a la grave extranjerización de nuestra economía y su consecuente remisión de utilidades a las casas matrices. El mecanismo de “pago de deudas a dólar oficial” de algunas empresas es, en verdad, otra forma de remitir esas utilidades. El Banco Central dejó correr esta fuga y hoy pagamos las consecuencias, agravadas por la sequía. Con cada salto devaluacionista ganan los monopolios exportadores y terratenientes, a costa del bolsillo popular.

El acuerdo del FMI

El FMI aporta lo suyo con su presión devaluacionista, su exigencia de altas tasas de interés y de reducción del déficit fiscal. Su interés no es tanto cobrar la deuda sino imponer una política que garantice esa remisión de utilizades. De paso los bancos siguen ganando fortunas. Y estas altas tasas de interés terminan siendo además otro catalizador de la inflación.

El gobierno ha venido cumpliendo con las metas del FMI, pero no ha otorgado una suma fija, que sería una mejora especialmente para los sectores de menores ingresos; ni ha recuperado la caída del Salario Mínimo Vital y Móvil, que perdió un 25% durante el gobierno macrista y otro 10% en los últimos años.

En definitiva, la pelea salarial, que tiene muy diversas realidades en cada sector, es apenas la punta del ovillo de esta maraña de puja distributiva que exige medidas inmediatas como la suma fija indexada por inflación y cambios estructurales en la economía y las finanzas nacionales.


Publicación original: https://cr-alfrente.org/la-inflacion-tiene-ganadores-y-promotores/