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Máximo estaba en un cumpleaños un día domingo, pero los sicarios le dispararon a él y otros tres niños más. Tras su velorio vinieron las amenazas a la familia y la pueblada en el barrio Los Pumitas de zona norte de Rosario. A mazazos, fue derribada y desbalijada la casa de “El Salteño”, conocido narco de la zona y responsabilizado por el asesinato.
Previamente, la policía se lo había llevado detenido como acusado, aunque intentó reprimir a los vecinos. Uno de los heridos con balas de goma fue el propio padre de Máximo. Luego la policía se retiró. Entrevistado, el padre afirmó que “si la policía no se lo llevaba, lo linchaban” y dijo lo que todos suponemos: “Él y la señora comandaban el bunker y la policía lo sabía” (Cadena 3, 7/3).
La pueblada fue cuestionada por “hacer justicia por mano propia”. Sin embargo, fue más bien una respuesta popular ante el crimen y la complicidad policial con los narcos. Se evidencia que sin movilización popular no hay respuesta. Por otra parte, frente a la preocupación que hay sobre el consenso social que podrían pasar a tener los narcos, evidencia un profundo sentimiento de repudio.
Como si quedara alguna duda de que se trataba de un bunker narco, luego vinieron las amenazas de muerte por Facebook y WhatsApp de un integrante de la banda, mostrando un cargador lleno de balas y afirmando: “Escuchen, manga de giles. Van a tener que devolver las cosas, o sino todos los días les vamos a dejar un muerto”. Ya fue identificado y tiene pedido de captura. Mientras tanto, comenzaron las movilizaciones por justicia encabezadas por la familia. ¡Justicia!
Publicación original: https://cr-alfrente.org/justicia-por-maximo-jerez/
