Francia: crisis política, ajuste y resistencia popular

El 10 de septiembre, una huelga con masiva movilización sacudió Francia.

La caída del primer ministro François Bayrou, destituido por una moción de censura el 8 de septiembre, fue la chispa que encendió un clima de desborde social que ya venía acumulándose. Apenas un día después, el 10 de septiembre, una huelga general y movilización masiva inundó las calles de París y de decenas de ciudades. A ello se sumaron los movimientos de bloqueo —en puertos, rutas, universidades y estaciones— en rechazo al ajuste. En el centro del conflicto aparecen, de un lado, el gobierno que busca imponer un severo plan de ajuste para reducir el déficit; del otro, los trabajadores y amplios sectores populares rechazando que la crisis se descargue sobre sus espaldas.

El nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, designado de urgencia por el presidente Emmanuel Macron, asumió rodeado de protestas. Su misión oficial es lograr que el parlamento vote el presupuesto 2026, cargado de recortes en salud, educación y servicios sociales. Pero su legitimidad nació herida: no tiene base mayoritaria en la Asamblea y enfrenta una marea de rechazo en las calles. Francia arrastra un déficit fiscal del 5,5% del PBI, un endeudamiento creciente que ronda el 113% de su PBI y una economía que se ralentiza tras años de estancamiento. El desempleo juvenil golpea fuerte, la precarización laboral se expande y la inflación erosiona los salarios. Esta coyuntura no es solo francesa: se enmarca en la crisis más amplia que recorre a Europa. Este desgaste se traduce en falta de perspectivas para amplias capas de la población.

Desde una mirada histórica, Francia fue anteriormente un país colonialista que extendió su dominación en África, Asia y Medio Oriente, y luego imperialista a partir del siglo 20. Su Estado de bienestar se sostuvo durante décadas gracias a la extracción de riquezas y la superexplotación de los pueblos oprimidos. La renta imperialista financiaba derechos sociales en la metrópoli. Pero su influencia global está en declive. Hoy, el ajuste que el gobierno intenta imponer a los trabajadores es la contracara de esa decadencia imperialista.

La huelga del 10 de septiembre, los bloqueos y la caída del primer ministro son entonces mucho más que episodios coyunturales: son síntomas de un tiempo de transición histórica. Francia, imperialismo en declive, enfrenta su propio límite mientras sus trabajadores escriben en las calles una lección de resistencia que dialoga con la de todos los pueblos que luchan por su emancipación.


Publicación original: https://liberacionpopular.org/francia-crisis-politica-ajuste-y-resistencia-popular/