Conversamos con Sergio Párraga, Cristina Canaviri y Silvia, compañerxs de Liberación Popular que sumaron fuerza recorriendo sus barrios en la campaña para la elección bonaerense del 7 de septiembre. Sergio es coordinador provincial de la organización; Cristina fue elegida hace poco como presidenta de la Junta Vecinal de Barrio Sarmiento, en Villa Celina de La Matanza.
–¿En qué consistió la campaña?
Cristina: – La campaña consistió en hablar con la gente y escuchar opiniones, preguntar si sabían a quién votar para el domingo 7.
Sergio: –Estuvo enfocada en abordar a nuestros vecinos. En el 2023 habíamos encontrado a muchos que votaban a Milei con una gran presión juvenil por cambiar. Ahora fuimos con nuestro periódico y un volante. No le dimos un enfoque tan agitativo sino más bien argumentativo, yendo al debate sobre que hay que frenar a Milei y decirle no en la elección provincial. Primero escuchamos los planteos de nuestros vecinos para comprender su situación. También abordamos el debate programático sobre qué hacer con el desastre que va dejando Milei.
Silvia: – También salimos a la escuelas técnicas, públicas y privadas, a hablar con los estudiantes y dar en mano nuestros diarios y volantes.
–¿Por qué se concentraron en debatir en cada barrio más que en repartir muchos volantes?
Sergio: –Tenemos compañeras que encabezan procesos de masas en barrios, a través de organizaciones vecinales, y están en contacto con vecinos que ahora se preguntan hacia dónde ir. Por eso fue importante aparecer con una posición clara contra Milei y dando perspectiva de las medidas a tomar ante la crisis. En la mayoría de los distritos, la campaña desde la Intendencia era de un balance de gestión hecho a pesar de los recortes de la motosierra de Milei, lo que era correcto, sumado al rol de Axel de enfrentamiento frontal a Milei viendo la realidad provincial de conjunto.
Cristina: –Yo en especial hablé mucho con mis vecinos y también con algunos de la comisión vecinal. Creo que el límite fue negar el presupuesto para el Garrahan, las coimas a los discapacitados. Eso repercutió mucho en la gente y por lo tanto muchos no sabían a quién votar. Y ahí yo les explicaba que el gobernador de la provincia, Axel, no le sacó nada a la gente, como por ejemplo la salud pública, o medicamentos oncológicos. A nosotros los extranjeros no nos dicen que nos vayamos a nuestro país a atendernos.
–¿Qué opiniones y situaciones encontraron?
Silvia: –Al hablar con la gente que trabaja y vive día a día de la venta en las ferias, encontramos que no llegan a fin de mes y hay mucha inseguridad. No lo quieren más a Milei, que en vez de mejorar la situación se puso peor. Uno trabaja el doble de horas y no hay plata, no se vende.
Sergio: –Hubo dos momentos distintos: antes y después de los audios sobre el 3% de coimas de Karina. Antes de los audios, las charlas eran sobre la mala situación económica, la caída de las ventas. Hay ferias, como en Merlo, donde nos encontramos con asalariados vendiendo ropa. En una pareja, donde ella es radioterapista despedida después de 20 años trabajando en una clínica, el marido es chofer y luego del puesto se iba al colectivo. El tema de la discapacidad lo sacaban muchas personas en la conversación y te contaban algún caso. La gente más joven era quien menos te quería hablar sobre cómo estaban, les era incómodo. Algunos reconocían que había votado a Milei y ahora dudaban. Otros, ante las preguntas, agachaban la cabeza. Cada tanto encontrabas alguien que te discutía, con argumentos sobre la inflación o el gasto del estado. Lo que notamos en los debates, dicho entre personas que no votaron a Milei y sí a Unión por la Patria, es que hay cosas del discurso mileísta que se instalaron como valor social: aquello de que el Estado no tiene que pagar subsidios o planes sociales, y que no se puede tener déficit. Después de los audios de la coima, se notó el vuelco. Creció en la percepción de las charlas quienes no iban a votar; y los que sí, te decían que ahora había que ir para terminar a Milei. O sea, un polo se retrajo y el otro salió a la ofensiva. En las volanteadas en la estación Laferrere nadie tiraba los volantes. Los guardaban prolijamente y poco rechazo a recibirlo. Esto también nos pasó en las escuelas técnicas, donde fuimos a charlar con estudiantes. Fueron señales de interés y de que se gestaba un cambio en la decisión.
Publicación original: https://liberacionpopular.org/de-campana-barrio-por-barrio/